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Tenía como 13 la primera vez que me “enamoré”. Él tenía 18, era alcohólico, me veía la cara de mensa y mis papás no me dejaban ni verlo.
Tenía como 13 la primera vez que me “enamoré”. Él tenía 18, era alcohólico, me veía la cara de mensa y mis papás no me dejaban ni verlo.
Mi mano derecha juega con un ratón. El ventilador suena en la recámara. Estoy a unos cuantos metros y tengo puesta una chamarra.
Habito el panal negro el nido enfermo de avispas encendidas la orgía de aguijones la estrella podrida.
Soñé con los días que te soñaba
De chavita yo estaba enamorada de Annie.
Hasta intenté copiarle su look, cosa que -como podrán ver en el thumbnail de este post- no me salió muy bien.
pero no saben. ¿tú?
Hoy tengo ganas de ser el espejo
sucio de un bar de carretera
para escribir con el aliento invisible
el nombre de Dios en medio de una borrachera
el mosquito que zumba cerca de tu oído cuando más te quieres dormir.
una abeja que se posa en el borde de tu vaso de refresco.
darte cuenta de que tu cereal no es extracrujiente: tiene gorgojos.
Dont you dont you wish you never never met her?
Me he untado el corazón de gritos nuevos
de hilos escarlata
de puños derretidos
me tiemblan en la tráquea
valses filosos
dientes de león
bajo la falda
amanecí con tortícolis. un dolorcito asqueroso que va del cuello hasta el hombro derecho.
hace tres años me caí de unas escaleras de dos metros de alto mientras
y no es que siempre esté triste es que llevo la sonrisa al revés
hace unas cuantas noches mi cielito lindo se sentó frente a su laptop mientras yo hacía la cena. para amenizar la espera, se puso a leerme algunos datos curiosos que encontró en google. “Durante el tiempo medio de vida de…
manu chao. zócalo de la ciudad de méxico. 26 de marzo. mucho humo. mucho manu chao. mucha gente, más de cien mil.
en nuestra burbuja reimos, bailamos,
tengo tos. me duele la garganta, me duele el pecho.
me acuesto semi sentada para no ahogarme.
cierro los ojos.
está nublado. bajamos del coche y abrimos la
con el amor más triste hoy te lamí los labios tus labios una de tus armas favoritas tus labios tus estúpidos tus putos labios
me cambias espejitos por cartílagos de noche. te doy mi oro articulado, mis monstruos de jade, mis pétalos de bronce. todo tan sólo por mirarme, por verme
pódale los ojos a la espina a la duda sembrada que se entierra filosamente ciega calladamente estaca
a veces se le olvida que cuelga de sus dientes
como una palabra suicida se balancea sobre un abismo
“…los cigarrillos en cambio ayudaban a mitigar la soledad de aquellas tardes de sol y tedio que pasaban por entre nuestros huesos lentamente como una
él me preguntó si sería cierto que los perritos son capaces de detectar enfermedades…
y he estado pensando que tal vez por eso blixa insiste tanto en morderme la cabeza
ni adentro de mi arnés de huesos exprimidos, ni en mi vientre de aluvión cargado de implosiones. ni abrazada a este panal abandonado, ni dormida en el murmullo
crema
de flor de calabaza (campbell’s, de lata)
leche alpura
margarina primavera
(en un tazón de plástico anaranjado, oferta de carrefour, 4 tazones
no sé si es ana maría de nuevo
no sé si es su fantasma
la oí esta noche merodeando cerca de mi cuarto
la oí hace dos rompiendo el pálido silencio
cinco estornudos por minuto. casi sin uñas en los dedos. un par de puntas sangran. diecinueve croquetas eukanuba small breed regadas por el tapete.
tengo
cascabeles sin piedra en una caja
y
tengo
un collar de sed ensortijada
para ponerme en las noches
que nadie mire debajo de mi falda
y
noches
como capas
Me evaporo de mis senos dejo la lengua suelta bailando encima de mis labios y lamo el aire lamo el torso desnudo de la tarde.
:: :: :: :: :: :: :: 6:35 am. no dormí. estuve atenta para apagar la alarma un minuto antes de que sonara. no quiero convertirme en asesina de relojes despertadores. me voy, se me hace tarde. necesito un ritalín.…
acá
mi boca hija de sonrisas adoptivas
acá mi piel de apariciones
mi tiritar de niña desvestida
allá
tu lengua sigue trabando corazones
acá
revientan perlas
cantar demonios para enmudecer las venas
pisar esquirlas para amputarse del letargo
donarse al frío
al extravío
a la condena
abrir los párpados del miedo
me he desnudado los párpados hambrientos para sentir el térmico ritmo de mi paso, para decantarme lento, para inventar historias con burbujas que revientan en
dicen que el asesino suele volver al lugar donde se coronó como homicida.
y sé que él insiste en encontrar una estela empolvada de mi aliento.
lo sé porque
5 pm. la fila ligeramente “menos pior” que la del martes.
y ahí estaba yo, sin querer queriendo: calcetas de rayas grises y negras, zapatos enormes, falda,
afuera una cubeta de fríos se derrama
siembra cristales de agua en el gris que gobierna las banquetas
y rompo mis aviones de papel antes de que pueda
cómo
puede
cobijarte
este
abrazo
manco
de
palabras
?
cómo
alivia
tu
frente
el
ojo
hinchado
que
se
ha
olvidado
de
cantar
,
cómo
me
acercarán
a
ti
la
boca
inválida
es de vacíos el lado más lleno de la cama
y el olor de mis pasos sonámbulos despertó al clavo que soñaba con la sangre
estoy deseando inundarme
vago por paisajes de un gris terco y moho adherido a los falsos plafones de mi cielo. voy tratando de encontrar la pieza de papel que le falta al engranaje. voy buscando el ancestral vino de aliento. septiembre dos mil…
supo teclearme
t
i
e
m
p
o
lo que no sabe es que envejezco más aprisa que mi carne
para él será buscar razones en silencios
para mí pedir una eutanasia cada
agradezco que la noche sea una sábana tan larga
agradezco la mano que sujeta mi cuello con firmeza y las fauces que me inyectan vaho por la oreja
tenía el sol y el caracol mordiéndole la oreja, el pecho amable para recibir mi peso; su cintura escapular era la tregua para descansar la boca en mi subida, en mi descenso. tenía el paso aéreo que lleva a todos…
quiero esconderme de mí
y de los otros
de los otros pegados a mi carne como costras
de mí pegada a mí como una llaga
meterme en el bolsillo pequeño
le mostré el pulso indefenso de mi sombra
el festival oculto entre los dientes
mi atlántida incolora
le mostré el lago más profundo de mi vientre
la sonrisa giratoria
carba para este amor de tránsito empedrado para esta frontera azul ronca de cardos anestesia para el grito estéril debajo de la colcha para el pezón
empezar por decir
cielo
luna negra
estrella de cáscara enterrada
en el punto derretido de la llaga
en la esquina más vacía
en el ojo que nada en el intento
y qué tienes para darle
si no es el paso roto
si no es la ciega polilla comiendo de tu corazón sangrante
si no es el canto quedo
polifónico
casi imperceptible
de tus ojos
y la leyó MUtar, y se engrapó los ojos a la noche más lejana para no saberla abierta, para esquivar la amorosa torpeza de sus alas, y la olió golpearse tercamente contra el foco y se tragó las manos para…
es esta la hora ciega de palpar la noche de lamer la grieta la tibia hendidura de tu nombre
entonces
juguemos a escondernos
a mentirnos con las mejores intenciones
tú harás correr el disturbio escarlata de mis dedos
yo aprenderé a fingir que
coserse un antebrazo como se cose el caracol al laberinto como se hilvanan madrugadas al naufragio a fuerza de vaivenes de hilos reventados coser reunir
duerme
y no habrán lunas cavándole la frente
le arroparé con telarañas
con un afónico paraguas
invisible
obediente
le daré el mutismo necesario
no habrá batir
tal vez sea que ya olvidé el lenguaje de las rocas
y prefieren la pedrada
y el minúsculo reflejo
quise que hablaran por mí las ventrílocuas auroras
arrancar
un
vello
erecto
en
la
mañana
disecada
el
hematoma
late
gritos
desde
el
hielo
desde
el
soplo
escarchado
y
la
hondonada
y
el
litúrgico
veneno
congelado
estamos hechos
del nudo del desierto
él es de los que escalan las nubes de los huecos
yo le pertenezco al pétalo del trueno
no se olvida el cacto que florece
Recuerdo cómo me gustaba mirarte en esa esquina. Descamisado tú, el alma sin camisa. Desde la banqueta veía tensarse tu carne magra y ceniza que fue para mí
delirante la paresia criptógama la noche.
Ella. Los largos y azules cabellos se agitan con el viento, ocultando apenas el encausto de su espalda. Suavemente desprende una luna de su pecho,
Pilares y Heriberto Frías.
The Wire Tapper 09, Cd 1, track 11. Veinticinco rayitas de volumen en el discman.
Es blanco y negro la tarde vacía, mi vestido es rojo.
Conforme avanzo aparece la escalera. No hay bordes a los lados, no hay paredes. Si miro a través de los peldaños transparentes puedo ver, allá abajo,
Noche árida alrededor de la fogata. Da un sorbo al café negro y se pone en pie, alisando con sus manos la ropa de manta. Más allá del leve montículo de piedras hay un murmullo que la llama. Un murmullo…
:: temblando hay dos metros de vacío en el océano de mi cama hay dos siglos métricos de frío y mis mil ojos abiertos que le llaman temblando los labios de metal probaron el imán de su carnada le aúllan…
digo el silencio.
sí. enferma, sí. el dolor se convulsiona entre los dientes, y el miedo crea abismos insondables que se comen el puente colgante, abismos con lenguas
Primera.
Los ojos perfectamente delineados (lejos de aquí, leyendo las entrañas de sus labios), la sonrisa ensayada (seca), el motor dando saltos,
el mejor vino fue del mosto de su boca
mi ebrio pecho
se volvió un algodón de azúcar
para sus niñas manos de amapola
y su lengua cariñosa
y lo invité
busco tu aliento de ciruela y eutanasia
el arrecife dorado entre tus piernas
lejano todavía
presagio de cometas
no hay lugar en mí
que no te sienta
que no te llame
la luna
Vértigo
hoy es anaranjada
y me mira dibujarte
entre mis pliegues
en la arena que te siembra
he caído
he untado con tu pólvora
mis llagas
Si mis pasos se enredan con tu boca y se rompe la burbuja que nos salva a ti de mí y a mí del sol enterrado en tu sombra Si insisto en invocar a los fantasmas y te dedico mi…
Entró por la ventana. Sus dedos de gis, descalzos, caminaron mi nombre en duermevela.
Y me abrió al tránsito lumínico de estelas.
Y me dejé golpear por
lenta
la noche
lenta
vacía
la entrepierna
el músculo afín
la sombra triangular
de la tormenta
duele
la carne
arena
dormida
centellea
tu vientre sagital
tejiendo la sequía debajo de mi espalda
a estas horas
sin mí
me acompaña
larva de cencerros que se callan
quiste hueco
kilómetros de escarcha
Soy aquí una mansa sombra y tú eres casi todo. Bajas por las paredes de mi cuarto, reptas y yo repto y te busco y te encuentro en casi todo. Debajo de la cama, en los cajones, en el cenicero.…
La piel de la ciudad mece el desvelo
y
yo
gestante
lunar,
le tejo
mi corazón bífido es una incubadora
creciendo sueños
salvando horas
cómo me duele esta ciudad
Devenir.
Serpentear lúdicamente, ararte ambos lados de la carne. Sentir que me aprisionan tus vaivenes. Columpiarme. Ser rehén gustoso de tu vientre,
Aquí voy, de vuelta al cráter de olvido que prefiero, al silencio de incendio amurallado, al luto de los dedos, al moho nauseabundo -pero amado-
Clávate en este pan de sal que tengo en las entrañas.
Es tiempo de acariciarnos las almas con las lenguas
de empaparnos de cielo
de bautizarme
Llevo su sombra a cuestas bordada en mi bitácora de viaje llevo sus pasos anclados a mi cuello como un escapulario de ansiosos crucigramas
te digo que no para el estallido de mi pecho
hombre espejo alado andén mapa celeste
mi universo se expande inevitable hacia tu orilla
hacia tu sombra
Escarbo y sólo tengo de su polen bocanadas, remolinos sinestésicos pegados a la espalda, ensalmos por correo, serpentinas de horas que lo buscan en mi arritmia
Y
si te quedas allá
del lado tibio de la grieta trasnochada
y te armas
tu propia burbuja de veneno
con la tinta
y los dardos en las sábanas
Con el amor antibalas
y el freno
Arrópame
mis huesos están a la intemperie
y el pulso
volátil
vulnerable
crepita indecente
adentro de la sangre
cada minuto es apenas un segundo menos
… y toda la geografía de su cuerpo le temblaba y le sollozaba el deshielo de cada estalactita colgada de su espalda.
La exploró entera, con océanos de
Le canto, le llamo desde todas mis mareas, desde todas mis asfixias.
Desde la voz descobijada, el hombro yermo, el muelle de mi espalda, el cuello de imán
Con esta voz
casi líquida
te llamo
te digo
ven
vuélvete cierto
ándame el paso
ándame el soplo secular
del pecho izquierdo
anda mi pálido desierto
mis noches
Sucedió en mi cama. Entre el ojo aeromántico y la babel tejida de letras y de sábanas. En medio del latido de opio, debajo del desastre de mis ánimos larvados. Todo lo supo entonces el alma en su epilepsia, en…
Carretera vertical
suelo agrietado
de norte a sur
de arriba a siempre
ruta libre
intransitada
camino añejo
de sangre antigua
silenciada
Sigues siendo vino dulce
Hoy quiero silenciar mi desnudez, amordazarla; que la carne deje de repetirme nombres. Quiero extender hacia la noche mis alas empolvadas, aletear
(todo suyo, señor kaneu…)
Aquí lo sueño
insomne
desarmada
incierta
trémula
lo repaso
letra a letra
acariciando
su piel de café
y abecedario
Esta soy yo
la que mira desde acá y no adivina
la de historias que no bajan a las manos
la que intenta resolverse
rascando sus heridas
lamiéndose