Skip to content

II

No. No empezaré por el principio. Prefiero comenzar diciendo que hoy salió desnuda olisqueando los dolorosos 14 grados de la mañana nocturna.

Desnuda.

Como siempre, como nunca, como todas estas veces en que la ropa no resulta suficiente para vestir su piel quebrada ni sus venas transparentes.

Y ahí va con sus cuatro días sin bañarse, deseando que el olor a acento se fermente, queriendo retener cada beso asestado por el puño labial que la golpeó tan dulcemente.

Ahí va Eva, la de todos los infiernos, la de todos los pecados, tan viuda de sí misma, tan lejana de sus pasos.

Back To Top