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dicen que el asesino suele volver al lugar donde se coronó como homicida.

y sé que él insiste en encontrar una estela empolvada de mi aliento.

lo sé porque he oído su triste deambular llamándome sin voz, creyéndome dormida.

pero esta vez no encontrará dónde colocarme flores. no sabrá cómo arrancarse mi silencio de su garra adolorida. lo veré desde mis ojos de niña reencarnada, desde esta parte soleada de mi abismo. lo veré buscarme y tropezar al compás de la neblina. y sin un lugar a dónde ir, su castigo será volver sobre sí mismo.

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