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Dieciséis

Salimos de la carretera para dar vuelta “en u” a la derecha y pasar bajo el puente tras el cual comienza el caserío. Atravesamos un par de cuadras polvorientas,

Me he untado el corazón de gritos nuevos

de hilos escarlata

de puños derretidos

me tiemblan en la tráquea

valses filosos

dientes de león

bajo la falda

manu chao. zócalo de la ciudad de méxico. 26 de marzo. mucho humo. mucho manu chao. mucha gente, más de cien mil.

en nuestra burbuja reimos, bailamos,

tengo tos. me duele la garganta, me duele el pecho.

me acuesto semi sentada para no ahogarme.

cierro los ojos.

está nublado. bajamos del coche y abrimos la

nuestro tejido
de blandas cadenetas
torpes
agujas en reversa
en el aire
adentro
en el músculo
a la fuerza
revuelto el estambre
la madeja de venas

con el amor más triste hoy te lamí los labios tus labios una de tus armas favoritas tus labios tus estúpidos tus putos labios

me cambias espejitos por cartílagos de noche. te doy mi oro articulado, mis monstruos de jade, mis pétalos de bronce. todo tan sólo por mirarme, por verme

pódale los ojos a la espina a la duda sembrada que se entierra filosamente ciega calladamente estaca

a veces se le olvida que cuelga de sus dientes

como una palabra suicida se balancea sobre un abismo

ni adentro de mi arnés de huesos exprimidos, ni en mi vientre de aluvión cargado de implosiones. ni abrazada a este panal abandonado, ni dormida en el murmullo

Visitarla
Enhebrarle un párpado a la aguja de mis horas
Abrirle el otro con las uñas
Para encajarle mi sombra a su quejido

Vaciar su cuenca

no sé si es ana maría de nuevo
no sé si es su fantasma

la oí esta noche merodeando cerca de mi cuarto
la oí hace dos rompiendo el pálido silencio

cinco estornudos por minuto. casi sin uñas en los dedos. un par de puntas sangran. diecinueve croquetas eukanuba small breed regadas por el tapete.

tengo

cascabeles sin piedra en una caja

y

tengo

un collar de sed ensortijada

para ponerme en las noches

que nadie mire debajo de mi falda

y

noches

como capas

expresso -doble- en un vaso de unicel. cuatro cucharadas -soperas- de azúcar.

cómo me gusta quemarme los labios con café. sobre todo en tardes como ésta,

acá

mi boca hija de sonrisas adoptivas

acá mi piel de apariciones

mi tiritar de niña desvestida

allá

tu lengua sigue trabando corazones

acá

revientan perlas

cantar demonios para enmudecer las venas

pisar esquirlas para amputarse del letargo

donarse al frío

al extravío

a la condena

abrir los párpados del miedo

me he desnudado los párpados hambrientos para sentir el térmico ritmo de mi paso, para decantarme lento, para inventar historias con burbujas que revientan en

dicen que el asesino suele volver al lugar donde se coronó como homicida.

y sé que él insiste en encontrar una estela empolvada de mi aliento.

lo sé porque

afuera una cubeta de fríos se derrama

siembra cristales de agua en el gris que gobierna las banquetas

y rompo mis aviones de papel antes de que pueda

es de vacíos el lado más lleno de la cama

y el olor de mis pasos sonámbulos despertó al clavo que soñaba con la sangre

estoy deseando inundarme

vago por paisajes de un gris terco y moho adherido a los falsos plafones de mi cielo. voy tratando de encontrar la pieza de papel que le falta al engranaje. voy buscando el ancestral vino de aliento. septiembre dos mil…

supo teclearme
t
i
e
m
p
o

lo que no sabe es que envejezco más aprisa que mi carne

para él será buscar razones en silencios
para mí pedir una eutanasia cada

agradezco que la noche sea una sábana tan larga

agradezco la mano que sujeta mi cuello con firmeza y las fauces que me inyectan vaho por la oreja

tenía el sol y el caracol mordiéndole la oreja, el pecho amable para recibir mi peso; su cintura escapular era la tregua para descansar la boca en mi subida, en mi descenso. tenía el paso aéreo que lleva a todos…

quiero esconderme de mí
y de los otros
de los otros pegados a mi carne como costras
de mí pegada a mí como una llaga

meterme en el bolsillo pequeño

le mostré el pulso indefenso de mi sombra

el festival oculto entre los dientes

mi atlántida incolora

le mostré el lago más profundo de mi vientre

la sonrisa giratoria

carba para este amor de tránsito empedrado para esta frontera azul ronca de cardos anestesia para el grito estéril debajo de la colcha para el pezón

empezar por decir

cielo

luna negra

estrella de cáscara enterrada

en el punto derretido de la llaga

en la esquina más vacía

en el ojo que nada en el intento

y qué tienes para darle

si no es el paso roto

si no es la ciega polilla comiendo de tu corazón sangrante

si no es el canto quedo

polifónico

casi imperceptible

de tus ojos

y la leyó MUtar, y se engrapó los ojos a la noche más lejana para no saberla abierta, para esquivar la amorosa torpeza de sus alas, y la olió golpearse tercamente contra el foco y se tragó las manos para…

es esta la hora ciega de palpar la noche de lamer la grieta la tibia hendidura de tu nombre

entonces

juguemos a escondernos

a mentirnos con las mejores intenciones

tú harás correr el disturbio escarlata de mis dedos

yo aprenderé a fingir que

coserse un antebrazo como se cose el caracol al laberinto como se hilvanan madrugadas al naufragio a fuerza de vaivenes de hilos reventados coser reunir

duerme

y no habrán lunas cavándole la frente

le arroparé con telarañas

con un afónico paraguas

invisible

obediente

le daré el mutismo necesario

no habrá batir

tal vez sea que ya olvidé el lenguaje de las rocas

y prefieren la pedrada

y el minúsculo reflejo

quise que hablaran por mí las ventrílocuas auroras

arrancar
un
vello
erecto
en
la
mañana
disecada

el
hematoma
late
gritos
desde
el
hielo
desde
el
soplo
escarchado
y
la
hondonada
y
el
litúrgico
veneno
congelado

estamos hechos

del nudo del desierto

él es de los que escalan las nubes de los huecos

yo le pertenezco al pétalo del trueno

no se olvida el cacto que florece

Recuerdo cómo me gustaba mirarte en esa esquina. Descamisado tú, el alma sin camisa. Desde la banqueta veía tensarse tu carne magra y ceniza que fue para mí

Insueño 4

Ella. Los largos y azules cabellos se agitan con el viento, ocultando apenas el encausto de su espalda. Suavemente desprende una luna de su pecho,

Insueño 3

Pilares y Heriberto Frías.

The Wire Tapper 09, Cd 1, track 11. Veinticinco rayitas de volumen en el discman.

Es blanco y negro la tarde vacía, mi vestido es rojo.

Insueño 2

Conforme avanzo aparece la escalera. No hay bordes a los lados, no hay paredes. Si miro a través de los peldaños transparentes puedo ver, allá abajo,

Insueño 1

Noche árida alrededor de la fogata. Da un sorbo al café negro y se pone en pie, alisando con sus manos la ropa de manta. Más allá del leve montículo de piedras hay un murmullo que la llama. Un murmullo…

sueños mancos o yo sin completar

:: temblando hay dos metros de vacío en el océano de mi cama hay dos siglos métricos de frío y mis mil ojos abiertos que le llaman temblando los labios de metal probaron el imán de su carnada le aúllan…

sí. enferma, sí. el dolor se convulsiona entre los dientes, y el miedo crea abismos insondables que se comen el puente colgante, abismos con lenguas

leonela

Primera.

Los ojos perfectamente delineados (lejos de aquí, leyendo las entrañas de sus labios), la sonrisa ensayada (seca), el motor dando saltos,

busco tu aliento de ciruela y eutanasia

el arrecife dorado entre tus piernas

lejano todavía

presagio de cometas

no hay lugar en mí

que no te sienta

que no te llame

Si mis pasos se enredan con tu boca y se rompe la burbuja que nos salva a ti de mí y a mí del sol enterrado en tu sombra Si insisto en invocar a los fantasmas y te dedico mi…

Entró por la ventana. Sus dedos de gis, descalzos, caminaron mi nombre en duermevela.

Y me abrió al tránsito lumínico de estelas.

Y me dejé golpear por

lenta
la noche
lenta
vacía
la entrepierna
el músculo afín
la sombra triangular
de la tormenta
duele
la carne
arena
dormida
centellea
tu vientre sagital

2

tejiendo la sequía debajo de mi espalda

a estas horas
sin mí
me acompaña

larva de cencerros que se callan

quiste hueco
kilómetros de escarcha

Soy aquí una mansa sombra y tú eres casi todo. Bajas por las paredes de mi cuarto, reptas y yo repto y te busco y te encuentro en casi todo. Debajo de la cama, en los cajones, en el cenicero.…

Hipogeo

La piel de la ciudad mece el desvelo

y

yo

gestante

lunar,

le tejo

mi corazón bí­fido es una incubadora

creciendo sueños

salvando horas

cómo me duele esta ciudad

juego Lúbrico

Devenir.

Serpentear lúdicamente, ararte ambos lados de la carne. Sentir que me aprisionan tus vaivenes. Columpiarme. Ser rehén gustoso de tu vientre,

de vuelta a casa

Aquí voy, de vuelta al cráter de olvido que prefiero, al silencio de incendio amurallado, al luto de los dedos, al moho nauseabundo -pero amado-

Deshielo

Clávate en este pan de sal que tengo en las entrañas.

Es tiempo de acariciarnos las almas con las lenguas
de empaparnos de cielo
de bautizarme

Llevo su sombra a cuestas bordada en mi bitácora de viaje llevo sus pasos anclados a mi cuello como un escapulario de ansiosos crucigramas

cé (con acento)

te digo que no para el estallido de mi pecho

hombre espejo alado andén mapa celeste

mi universo se expande inevitable hacia tu orilla

hacia tu sombra

de sol a sion

Escarbo y sólo tengo de su polen bocanadas, remolinos sinestésicos pegados a la espalda, ensalmos por correo, serpentinas de horas que lo buscan en mi arritmia

ce (sin acento)

Y

si te quedas allá

del lado tibio de la grieta trasnochada

y te armas

tu propia burbuja de veneno

con la tinta

y los dardos en las sábanas

Con el amor antibalas

y el freno

… y toda la geografía de su cuerpo le temblaba y le sollozaba el deshielo de cada estalactita colgada de su espalda.

La exploró entera, con océanos de

karaoke

Le canto, le llamo desde todas mis mareas, desde todas mis asfixias.

Desde la voz descobijada, el hombro yermo, el muelle de mi espalda, el cuello de imán

CeSion a una mano

Con esta voz

casi líquida

te llamo

te digo

ven

vuélvete cierto

ándame el paso

ándame el soplo secular

del pecho izquierdo

anda mi pálido desierto

mis noches

sehnsucht

Sucedió en mi cama. Entre el ojo aeromántico y la babel tejida de letras y de sábanas. En medio del latido de opio, debajo del desastre de mis ánimos larvados. Todo lo supo entonces el alma en su epilepsia, en…

Km. 120 – 169

Carretera vertical

suelo agrietado

de norte a sur

de arriba a siempre

ruta libre

intransitada

camino añejo

de sangre antigua

silenciada

Sigues siendo vino dulce

02:39

(todo suyo, señor kaneu…)

Aquí lo sueño

insomne

desarmada

incierta

trémula

lo repaso

letra a letra

acariciando

su piel de café

y abecedario

Esta soy yo

la que mira desde acá y no adivina

la de historias que no bajan a las manos

la que intenta resolverse

rascando sus heridas

lamiéndose

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