I
La he visto flotar sin piel, despegarse de su olvido y arrancarse con los labios hinchados de esperanza cada astilla, cada lanza enterrada en las curvas más suaves de su sombra.
He visto sus manos plegar minuciosamente el horizonte e inventar en origami corazones para reciclarse a dobleces la memoria.
Y siempre cae, se rompe en gotas, hace mares de su ser, naufraga entre sus olas.
Eva tiene un universo herido detrás de las costillas. Y mucha vida para morirse a todas horas.