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V

Ha comprendido que su verdadero nombre está muy lejos de ser ése que carga.

Eva metamorfosea, deja caer la máscara para lucir el boceto original, aquél que no puede ocultarse con una simple hoja de parra.

Eva avienta la manzana, y asume su papel en este cuento de naufragios y brújulas perdidas: una suerte de alebrije con alas y escamas.

Eva en el aullido que no cesa. Eva en el exilio. Eva en llamas. Se quema y grita descubriéndose Sirena, y comienza a mostrar la más hermosa herida, la de ser ella, a pesar de sí misma.

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