tengo
cascabeles sin piedra en una caja
y
tengo
un collar de sed ensortijada
para ponerme en las noches
que nadie mire debajo de mi falda
y
noches
como capas largas
que caerán cantando sombras
en mi espalda
tengo
al lado de la cama
un cuaderno de hojas astilladas
donde escribo el filo con que voy a herirme la memoria.