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tal vez sea que ya olvidé el lenguaje de las rocas

y prefieren la pedrada

y el minúsculo reflejo

quise que hablaran por mí las ventrílocuas auroras

el cardumen tornasol

el suspiro bergamota

mis manos quisieron rasgarlo sin malicia

sin hambre de esqueletos

sin promesas telúricas de ruinas

he perdido el diapasón de su universo

y sus párpados danzan al compás de la neblina

mientras

el bentónico pezón añora la lamida plateada de las olas

intentando triturar los segundos mojados en su sombra

quise rumiar milagros con los labios dulces de la buena herida.

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