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XI

Puedes gritar, hacer que estallen rojos tus cristales bajo la noche abrumadora, manchar de ruido la blandura inútil de la alfombra, mientras entierro obscuridad entre tus piernas, mientras inyecto en tus bondades el dolor que escurre de mi sombra.

X

Él encontró indicios de color en su mirada, rastros antiguos de vida entre sus grietas.

Y la tomó por una de sus alas y le glaseó a calor de aliento cada vena.

IX

No halló en él sino horizontes. Sino ganas de quemar todas las lunas. De subirse al carrusel intersticial a la orilla de las horas. De orbitarle la cintura, de macerar su carne bajo el rítmico peso de su sombra.
Lo dejaba coserle entre las piernas mariposas,

VIII

Y yo la inhalo escrita en el rojo de su estela.

Le palpo el ampuloso sueño. Le leo el astro dormido en la entrepierna.

Y ronronea.

Se confiesa al oído absolutorio

VII

Redonda
brillante de llovizna

Hay notas de humo líquido lavándole las manos
mordiéndole las muertes
deshebrándole los pasos

Eva germina

VI

Despierta.

Y no sabe qué ha sido de la flecha que avanzaba incendiando los sensores, ésa que le nació la noche hinchada de cometas, la noche licuada

V

Ha comprendido que su verdadero nombre está muy lejos de ser ése que carga.

Eva metamorfosea, deja caer la máscara para lucir el boceto original, aquél que

IV

Media lata de cerveza
Treinta y seis marlboro mentolados
Bacardí blanco y cocacola
Vodka con mandarina
Tegretol hasta acabar media cajita

III

Le he dicho muchas veces que morirse tan seguido es dar a luz un camino infinito de hematomas. Que no hay Dios que ella se invente que le pueda regalar un universo plegable cada día, que el llanto suele ser…

II

No. No empezaré por el principio. Prefiero comenzar diciendo que hoy salió desnuda olisqueando los dolorosos 14 grados de la mañana nocturna.

Desnuda.

I

La he visto flotar sin piel, despegarse de su olvido y arrancarse con los labios hinchados de esperanza cada astilla, cada lanza enterrada en las curvas más

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